Primer intento: despegándonos del celular

junio 21, 2017

Hoy leí una entrevista que le hacen al educador y psicoanalista Roberto Lerner (aquí) y me parece que tiene varios comentarios acertados y algunos lapidarios, esos que te hacen pasar saliva con remordimiento como "los padres se quejan de que los chicos están con el celular, pero, francamente, si no les conversan de nada interesante, ¡yo también me pondría a whatsappear!", y recordé una vez que mi hija me dijo "¡mami, deja el celular!" y me sentí la peor mamá del mundo porque siempre le reclamo a mi esposo que se despegue del celular y juegue con su hija, y al final yo estaba haciendo lo mismo 😢. 

Soy de las que no quieren una hija pegada al celular, a la tablet o a la TV, pero a veces cuando el cansancio nos vence, la solución es: mira Peppa Pig hijita. Creo que es inevitable, no se puede mantener a los niños alejados de las tecnologías en esta época, pero si pues, nosotros tampoco podemos pegarnos al teléfono y pretender que nuestros hijos jueguen con legos todo el día, hay que ser consecuentes.



Otro de los puntos que menciona Lerner es que queremos dejarle toda esa chamba a los colegios, nidos o nanas. Creo que ser padres es ocuparnos de nuestros hijos, no solo matricularlos en mil actividades para ocupar todo su tiempo y que no nos quede tiempo de ellos para nosotros, ni de nosotros para ellos. Hace poco me comentaron de una compañerita de mi hija, que se había quedado durante tres semanas con la nana en su casa porque los padres (y hasta los abuelos), se fueron de viaje de vacaciones. La niña no extrañó a sus padres, porque es muy apegada a su nana, pero es una pena que traslademos nuestro rol de padres a otras personas, por más buenas y confiables que sean, y al final regresar de viaje con varios regalos para compensar la ausencia.


Otro tema son las terapias, "hay que llevar a terapia a un niño cuando hay un nivel de sufrimiento claro, un conjunto de manifestaciones disfuncionales agudas que se repiten y que duran en el tiempo", comenta Lerner. Yo estaba a punto de caer en esto, si bien mi hija está bastante bien en el aspecto cognitivo, en sus habilidades motoras no tanto, y me le pasaba preguntándole al médico y a su miss del nido, como iba su desarrollo motriz, ¿ya trepa mejor? ¿ya salta mejor?. Hasta que en la última cita con el pediatra, luego de estar hinchándolo con mis preguntas espesas, muy calmado él, me dijo: 
- ¿Señora, usted o su esposo han sido atletas?   
- Ehh ... nop (con cara de interrogante)
- Hay un aspecto hereditario también, su hija es completamente normal, que otros niños salten o corran más rápido que ella es por cuestiones físicas, hereditarias o de práctica. Que haga algún deporte y eso la va a ayudar a mejorar.

Ooops, ¡mamá neurótica detected! ¡cancelada en one!, y acá viene preciso otro punto que menciona el artículo: sometemos a estrés a los niños porque estamos constantemente midiéndolos o evaluándolos, en su desempeño, en sus habilidades, en sus conocimientos. Como un "simulacro de su vida adulta", cuando tienen que ocuparse de ser completamente niños. 

Yo ahora tengo el compromiso que mi hija se desarrolle a su ritmo, y a sus gustos, que sea feliz y disfrutar su felicidad con el celular APAGADO.



(Ilustraciones de Snezhana Soosh)

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